Este artículo apareció en la revista Black
Belt en 1961.
Ed Parker es un hawaiano juvenil, de seis pies de alto, y poco mas de
200 libras de peso, que posee y opera dos escuelas de kenpo karate en el
área de Los Ángeles. Es un hombre tranquilo y amigable, cuyas
maneras son extrañamente incongruentes cuando se considera su potencial
para la violencia. Quizá es esta incongruencia la que mejor explica
a este devoto mormón y su llamada. Porque, en un sentido, explicar
Ed Parker es explicar el mismo karate.
Estas primeras lecciones fueron dadas a algunos estudiantes hawaianos,
que a causa de su pequeñez, mostraban interés en esta forma
de defensa personal. A pesar de que su capacidad como instructor se hizo
pronto evidente, también fue entonces cuando se dio cuenta de los
problemas a los que iba a tener que enfrentarse.
Sin embargo, tras este éxito inicial, Ed Parker fue incapaz de vender el karate a otras agencias de fuerzas de seguridad. En California, los agentes quedaron debidamente impresionados, pero rehusaron reconocer que el karate podría serles útil en su trabajo. Declararon que era demasiado crudo y contrario al punto de vista legal en lo referente a que la violencia es aborrecible. Esta actitud expone la ignorancia del público en general en lo concerniente al tema y es particularmente molesto para Ed Parker. Argumenta que no toman en cuenta los factores mentales y filosóficos. Aunque la impresión superficial del karate es de una brutalidad salvaje, esto es solo el producto visible de un acondicionamiento mental intenso. Un estudiante del arte debe adherirse a un rígido código, por la naturaleza del cual los instintos mas profundos del hombre quedan sometidos. Según progresa el estudiante y se incrementa su conocimiento del karate, así se incrementa su respeto por él: según crece la confianza en uno mismo, así lo hace el respeto por los derechos de los demás.
La sobriedad de Ed Parker pronto se manifiesta a sí misma según
se ve una de sus clases en acción. Se llevan a cabo en una atmósfera
de solemnidad austera y dedicación. Es un instructor de una energía
tranquila. Pronto te das cuenta de que eres testigo de unas técnicas
que demandan esfuerzo tanto físico como mental. Comienzas a entender
que aquí, tanto el cuerpo como la mente están aprendiendo
nuevas fortalezas. Es desafortunado que estos aspectos del arte no fuesen
hechos públicos con anterioridad. Cuando el karate se dio a conocer
por primera vez, la televisión, desinformada y desesperada por ofrecer
algo nuevo y excitante, mostró episodios en los que un karateka,
con las manos encallecidas y deformadas, con las facciones brutalmente
retorcidas y mostrado siempre como villano, utilizaba siempre sus conocimientos
con propósitos malvados. Ed Parker recula al oír esta caracterización
y replica que un karateka, mas que cualquier otro individuo, volvería
su espalda y evitaría los problemas, seguro y confiado al saber
que no es necesario probar su poder o su hombría. Un karateka entrenado
posee autocontrol y seguridad en sí mismo en abundancia. Es un hecho
demostrado que la mayoría de los karatekas han vivido sin siquiera
tener que recurrir a su uso.
Su habilidad, su resuelta negativa a desviarse de sus principios y filosofías
y su enseñanza franca de la ciencia han conseguido ganarle el reconocimiento
y el respeto de personas de todas las capas de la sociedad. Hoy, su estudio
espejado es el escenario de clases que incluyen abogados, doctores y otros
profesionales que son conscientes del valor del arte. Algunas de las personalidades
de Hollywood mas conocidas: MacDonald Carey, Nick Adams, Rick Jason, Darren
McGavin, entre otros, atienden las sesiones regularmente. Los estudios
cinematográficos buscan su consejo y conocimientos al empezar ahora
a darse cuenta del verdadero significado del karate.
El karate es una habilidad que requiere tiempo y pensamiento. Alguien
que intente usarlo agresivamente solamente se desilusionará. Él
declara que el producto último de su entrenamiento ha sido siempre
el respeto hacia las creencias de los demás, la obediencia a las
leyes de la tierra, humildad y autocontrol.
"Vengo a ti con solo 'karate'—manos vacías.
No tengo armas. Pero si me obligan a defenderme, a defender mis principios o mi honor; si es cuestión de vida o muerte, de justicia o injusticia; entonces, aquí están mis armas-'karate'-mis manos vacías." De improviso tienes un nuevo entendimiento del karate. Le das un apretón de manos a Ed Parker, manos notablemente suaves y sin encallecer que parecen extrañamente fuera de lugar, y entonces te marchas. Según te vas te inunda el sentimiento de que aquí has encontrado a un hombre. |
1 N.T. Karate era el nombre genérico que se daba a lar artes marciales de origen japonés en EE.UU. en los años 60.
Copyright © 1961 William E. Slove, 2003 de la traducción Lucía Bartolomé. Todos los derechos reservados.